Las odio y las amo, no me decido

Esto es un homenaje. En serio, aunque el título del blog lleve al despiste. Es un homenaje a aquellos malos ratos resolviendo divisiones con dos cifras, o a lo de los menos y los más, que si más por menos es menos y patatín patatán... Es un homenaje a los quebraderos de cabeza y a eso de ¡¡mamá, este problema no me sale!! Porque sí, después de todo, aquel dichoso problema por fin salió...

Quien no las haya sufrido, no puede llegar a amarlas. Sé que suena contradictorio, pero es mi teoría. A veces son un coñazo, lo sé. Y a veces, tengo la sensación de que olvidamos su esencia. Porque nacieron para jugar, y para hacernos la vida más fácil. Eso muchas veces se pierde. 

En su momento, cuando yo era también una alumna, las maldije más de una vez, y en ocasiones aún lo hago. Pero también las disfruté, porque pocas cosas hay más satisfactorias que terminar un problema. Así, con cabezonería. Lo bien que sienta. Y les cogí el gustillo. Desde entonces me empeño en que sean divertidas. Hasta donde pueda, porque reconozco que hay veces en que milagros no sé hacer.

Este blog pretende ser una puerta a las auténticas mates, ésas que te enganchan. Si lo consigo y te hago verlas con otros ojos, seré una persona feliz. Y si no lo consigo, por favor, házmelo saber. Rectificar es de sabios y no dudaré en intentar mejorar. 

Así que navega por aquí y trastea. Esto siempre está en periodo de reforma, no sé si alguna vez diré acabado. Busca lápiz y papel, abre tu mente y no dudes en maldecir si algo no sale. Ya saldrá...